Como consecuencia de la crisis, y a medida que los minoristas necesitan que los fabricantes vendan a precios más bajos, los fabricantes optan en algunos casos por tratar directamente de vender a cliente final.
Son cada día más los fabricantes que evalúan la opción de saltarse a los intermediarios para vender directamente al consumidor, y evitar verse envueltos en guerras de precios y márgenes cada vez más reducidos.
Los comercios cada vez deben ofrecer precios más bajos y rebajas más importantes para hacer frente a la crisis, y los consumidores en este entorno son cada vez más sensibles al precio. En esta situación, la cadena de valor cada vez se ve más exprimida, y los fabricantes ven disminuir el valor de sus marcas al fijarse los clientes únicamente en el precio.
En consecuencia, si el fabricante no tenía página web o comercio electrónico B2C, empieza a valorar esta posibilidad, y abrir su propio canal de ventas. Pero esto no es fácil, ya que abrir un nuevo canal no es simplemente montar una web bonita, sino que tiene muchas implicaciones, ya que los clientes tienen una serie de expectativas (calidad de servicio, devoluciones, garantías, etc.) que deben ser cubiertas.
Deborah Collier, de la consultora Echo E-Business, opina que los fabricantes que hasta ahora no tienen presencia online, deberían valorar una estrategia apropiada para acometer su paso al mundo del comercio electrónico, ya que estas empresas suelen carecer de la experiencia necesaria para operar en este canal, mientras que los comercios sí que disponen de esta experiencia.
Fuente: Advertiser Talk